Cuando crees algo, siempre es lo contrario.

Crees que las cosas pueden empezar a irte bien. Que tal vez la mala suerte te esté dando un respiro. Que la tormenta amaine y salga el sol.
Pero al momento te das cuenta de que esos rayos de sol habían salido solo por un momento, que no tenían pensado quedarse por ninguna termporada. Que tal y como habian venido, a los minutos se irían.
Te das cuenta de que todo sigue igual, o tal vez peor. Por que cada vez que ves algo, alguna cosa, te hace recordar y hace que borres la sonrisa de tu cara. Hace que tengas ganas de llorar, pensando que llevas muy mala racha, que siempre te pasa lo mismo. Cuando crees que todo va bien, llega una cosa que lo jode.
Pero no te queda más que resignarte y decir; "bueno, ya pasará y vendrán cosas mejores". Pero, la verdad, es que no vienen. Se demoran demasiado y, tú, desesperas por que lleguen, pero no llegan.
Pero muchas veces es mejor sonreir aun que las ganas de llorar te invadan.